martes, 9 de diciembre de 2014

El enigma de Aldeburgh

La Sra. Agatha recuerda un misterioso incidente protagonizado por su madre Agnes Whiteland una mañana situada entre los años 1914 y1918, en Aldeburgh, Suffolk (Reino Unido). Tal y como narró a su familia, la Sra. Whiteland, al asomarse a una ventana de su casa, en la planta de arriba, sobre las 11:55 horas, la testigo pudo observar, tal y como relataba el investigador Gordon Creighton: "Un poco por encima del nivel de la casa, a una altura de unos 9 metros, aparecieron de 8 a 12 hombres, en lo que parecía ser una plataforma redonda con una barandilla alrededor”. La extraña visión estaba a uno 90 metros de distancia y la testigo pudo apreciar como los hombres se sujetaban con firmeza a la barra que circundaba el objeto volador.

"Podía verlos claramente. Vestían uniformes azules y pequeños sombreros redondos, no muy diferentes de los sombreros de los marineros (…) Los hombres estaban vestidos de azul, con gorras azules redondas, estaban hombro con hombro mirando hacia fuera, y sus rostros eran como los nuestros, pero mirando al frente”.

La testigo en compañía de su hija Agatha
Según el investigador británico: "Ella no oyó ningún sonido de la máquina, que surgió de los pantanos cercanos. Flotó un poco por la zona y desapareció en dirección al patio del Ferrocarril, por detrás de unas casas". La testigo dijo que: "que vino directamente a lo largo del camino, y luego, cuando ella pensaba que iba a pasar sobre su casa, de repente se dio la vuelta en ángulo recto y se fue entre el Hotel Ferrocarril y los cobertizos de cada lado de la estación del tren.” Volaba entonces a una altura superior a los 7,5 metros. "Ella afirmó que el número de hombres estaba entre 8 y 12, aunque está segura que estaban más cerca de ser 12, ya que estaban en pie alrededor de esta plataforma circular, sujetados firmemente a la barandilla”. El objeto tenía dos barras de bronce, que lo circundaba, una de las cuales, la inferior estaba a la altura de las rodillas. El raro artefacto podía tener unos 3,5 metros de diámetro y un grosor alrededor de 30 centímetros.
Sobre la "plataforma voladora" había 12 hombres uniformados sujetados a la barra que circundaba al extraño objeto.

Cabina de observación alemana
La Sra. Agnes Whiteland asegura que aquella plataforma le recordó las balsas que se utilizan en el mar. La testigo también comentó que el objeto no tenía ningún motor o fuente propulsora visible, y tampoco cables que la sujetaran a ninguna otra embarcación. La observación duró unos 5 minutos. La plataforma y sus extraños visitantes desaparecieron en la lejanía. La velocidad estimada del objeto fue unos 30 km por hora. El investigador Charles Grove preguntó al experto aeronáutico Charles H. Gibbs-Smith, del Museo Victoria & Albert si era posible que el artefacto observado por la testigo fuese una plataforma o cabina de observación colgada de un Zeppelin alemán. El estudioso afirmó que estos dispositivos eran muy pequeños y que normalmente portaban a un solo hombre, y que el ruido del dirigible podría haber sido escuchado perfectamente por la testigo. Por su parte el investigador británico John Hanson entrevistó a los parientes en fechas recientes y le indicaron que la “plataforma voladora” “fue vista dirigirse hacia un campamento militar próximo a la estación de tren cerca de los pantanos locales".

Algunos investigadores piensan que la testigo pudo observar una "cabina" de observación o espionaje  militar suspendida de un dirigible, utilizada por los alemanes durante la 1ª Guerra Mundial. Aunque por su gran tamaño, y el número de personas observadas en su interior, es muy poco probable. La cabinas mas utilizadas en aquellas fechas solo podían albergar a una persona tumbada en su interior. Sin embargo otros estudiosos barajaron la posibilidad de que se tratara de un prototipo alemán desconocido en la fecha del avistamiento.

Los estrategas alemanes idearon una ingeniosa forma de espiar a sus enemigos. Elevando un dirigible a gran altura, fuera del alcance de los aviones y eventuales observadores, descolgaban una pequeña  góndola donde unos aviadores provistos de prismáticos y un "intercomunicador" conectado con el dirigible, conseguían información sobre territorio enemigo.

Los dirigibles alemanes causaron una gran conmoción sobre Inglaterra. No en vano, una incursión de un Zeppelin germano, el L-13, consiguió lanzar un total de 15 bombas explosivas y 15 bombas incendiarias sobre el mismísimo Londres. Dichos ataques provocaron un creciente temor entre los ciudadanos que comprobaron que los cielos podían albergar insospechados enemigos. Durante la contienda, los dirigibles alemanes realizaron un total de 51 incursiones sobre Inglaterra, lanzando un total de 37 toneladas de explosivos y causando más de 500 muertos entre la población civil.

Barquilla del zeppelín L-54
Se preguntó al historiador australiano Brett Holman, experto en aeronáutica de finales del Siglo XIX, sobre este avistamiento y éste repondió que : “Conozco el incidente, pero no tengo ninguna explicación para el. Definitivamente no era una cabina de observación colgada de un Zeppelin, esto no encaja en absoluto. Ninguna otra tecnología contemporánea puede explicar esto. Todo lo que puedo decir es que no tenemos el propio testimonio de la testigo, sólo lo que contó su hija, y que se hizo 50 años después. Así que es difícil decir que grado de fiabilidad tiene la historia”. Pese a todo, el avistamiento de Aldeburgh se presenta, a día de hoy, como uno de los eventos más enigmáticos relacionados con los fenómenos aéreos no identificados…