jueves, 13 de marzo de 2014

La Mansión Winchester

La Mansión Winchester es una mansión ubicada en San José, California. Esta mansión consta de 4.5 acres (24,000m²). Fue la residencia de Sarah Winchester, la viuda de William Wirt Winchester. La casa estuvo en constante construcción durante 38 años, fecha en la que Sarah falleció. Ella pagó aproximadamente 5.5 millones de dólares de 1922, lo que equivaldría a 71 millones de dolares de hoy.

La casa consta de 160 cuartos, incluyendo 40 habitaciones, 7 pisos, 476 puertas, 6 cocinas, 52 tragaluces y 2 vestíbulos. También incluía 47 chimeneas, 10,000 ventanas con paneles, 2 sótanos, 3 elevadores y lámparas de gas que se encendían con un botón. Contaba con solo una tina de baño y dos espejos en toda la casa, y esto porque según Sarah los fantasmas les temen a su propio reflejo. Había inclusive baños, que en realidad eran baños falsos.
 
William y Sarah Winchester
Un poco de historia

En 1862, William Winchester, el heredero de la famosa fábrica de rifles a repetición que fue uno de los pilares de la conquista del oeste americano, contrajo matrimonio con la que a partir de entonces sería su esposa, Sarah Winchester.

Con una fortuna consolidada y un alto estatus social todo parecía no poder ir mejor. Sin embargo, dos trágicos sucesos dejarían marcada para siempre a Sarah, que nunca se recuperaría de ello. Primero fue la muerte prematura de su hija Annie, y pocos años después, la de su marido. Esto fue sin duda uno de los detonantes que desencadenarían su extraña conducta en los años posteriores.

La maldicion

La anciana Sarah Winchester
Sarah Winchester, sin poder encontrar una razón natural para su tragedia, la buscó en lo sobrenatural, dado que en aquella época estaban en pleno auge las reuniones y sesiones de espiritismo. Sarah contactó con una médium de Boston, según la cuál estaba siendo acosada por una horda de espíritus de indios y soldados muertos por las balas de los rifles durante la conquista del Oeste y la guerra de secesión, así que, aconsejada por esta médium, decidió mudarse para intentar calmar a los espíritus que la acechaban.

Pensó que si les construía una casa especial para ellos estaría a salvo mientras duraran las obras. En caso contrario, y siempre según la médium, ella sería la siguiente víctima de la lista Winchester.

Una explicación más prosaica de la paranoia que acompañaría a Sarah a las costas de California es que la necesidad de una distracción ante tanto sufrimiento pasado le llevó a tan extraña forma de entretenimiento. En cualquier caso el resultado es el que la historia nos ha legado: Sarah dedicó el resto de su vida a construir esa casa interminable.

Sarah se mudó a California en 1884. Allí compró una granja con una casa en construcción en lo que hoy en día es la ciudad de San josé. A partir de ese momento ella dirigió la finalización de esa casa.
Fue un trabajo infinito, durante más de 38 años. Se trabajaba las 24 horas de día durante los 365 días del año. Así, durante casi 40 años. Nunca hubo planos.

La casa pasó por diferentes fases. A veces se derribaba parte de lo construido y vuelta a empezar. En algún momento la vivienda llegó a tener siete plantas de altura pero a causa del terremoto de San Francisco en 1906 la construcción sufrió severos daños y hubo que derribar algunas partes del edificio.

Hoy en día la máxima altura que se alcanza es de cuatro plantas. La absurda forma de construir y reconstruir, derribando y volviendo a levantar, sin un plan maestro, casi al azar, llevó a que el edificio tenga una de las estructuras internas más inverosímiles que quepa imaginar la mente humana.

Dormitorio de Sarah
En 1922, con 83 años de edad, Sarah Winchester moría en su endemoniada casa, quedando sus retos en New Haven, Connecticut junto a los de su hija y su marido difuntos.

La casa resulta totalmente inverosímil. La incoherente construcción es tan extensa (posee 160 habitaciones) y compleja que muchos de los criados que trabajaban para Sarah Winchester necesitaban de un mapa para poder moverse dentro de ella. La Winchester Mystery House está llena de lugares curiosos, sorprendentes y llenos de misterio.

La leyenda

Sarah Winchester pensó que si la casa nunca se terminaba ningún fantasma podría instalarse en ella, así que mantuvo la casa en construcción día y noche durante 38 años, haciendo y deshaciendo habitaciones, puertas, escaleras y techos.

Concretamente la casa tenía 2 hectáreas y media de superficie, 7 pisos, 160 habitaciones, 10.000 ventanas, 476 puertas, 3 ascensores, 6 cocinas, 47 chimeneas y 52 tragaluces. Existen escaleras en forma de Y y escaleras y puertas que llevan a la nada. Ventanas en el suelo. Ventanas extrañas y poco prácticas.
Habitaciones inverosímiles y poco íntimas como este cuarto de baño con paredes de cristal.

Desde los inicios de su construcción, la Winchester Mystery House contaba con los últimos adelantos en tecnología para el hogar. Muchas de sus facilidades no eran nada comunes, ni siquiera en las casas más ricas de la época. Así, contaba con ascensores, calefacción, alumbrado de gas, sistema de agua corriente.

Se decía que la Sarah era capaz de pasar a través de las paredes, pero se descubrió que la casa tenía varios escondites secretos para controlar el trabajo del personal sin ser visto. Se dice que ya anciana seguía teniendo una magnífica memoria y era capaz de recitar uno a uno los objetos de cada estancia.

El Nº 13

Existe una notable obsesión por el número 13. Hay 13 baños, y al decimotercero se llega subiendo 13 escalones y tiene 13 ventanas. Todas las rejillas de desagüe tienen 13 agujeros, el pavimento de entrada está compuesto por 13 sectores, hay 13 cúpulas de cristal, escaleras de 13 escalones que no llevan a ninguna parte, y el testamento de Sarah estaba dividido en 13 partes y fue firmado 13 veces.

Se dice que tras la muerte de Sarah, en 1922, hubo una actividad paranormal considerable.

Estado actual
Artefacto de localizacion
Aunque la casa sufrió algunos daños serios en el terremoto de San Francisco de 1906, fue restaurada y está en muy buen estado. En la actualidad, la mansión Winchester es una atracción turística que recibe al año multitud de visitas.

De cuando en cuando, debido a su gran dimensión y sus estancias laberínticas, algún visitante e incluso algún guía se pierde en su interior. Numerosas personas que se ha perdido en la mansión comentan que lo peor no es no encontrar el camino sino la terrible sensación de sentirse observados y acechados por entidades invisibles.