Una misteriosa mujer aterrorizó durante años a las gentes de la cacereña comarca de La Vera. Se trataba de la famosa ‘Serrana de La Vera’, cuyo nombre se ha convertido con el devenir de los siglos en una famosa leyenda fuertemente arraigada en los pueblos del lugar. Varonil, bella, valiente y muy sanguinaria, así era esta joven muchacha cuyo espíritu pervive en las bellas montañas del nordeste de Cáceres.
“Legua y media de Garganta, cinco leguas
de Plasencia; habitaba una serrana alta rubia y sandunguera”, así
comienza una de las múltiples versiones del romance de la Serrana de La
Vera, una historia convertida en leyenda con el transcurrir de los
siglos y que aún permanece fuertemente arraigada en las gentes de la
abrupta y montañosa comarca cacereña de La Vera, cuyos verdes paisajes y
profundas gargantas albergan la magia de una historia que habita en el
imaginario colectivo, tras muchos siglos perviviendo a través de las
generaciones.
La sierra de los Tormantos fue el
escenario donde esta joven y extraña mujer desarrolló su legendaria
actividad. Las versiones más históricas atribuyen la procedencia de esta
muchacha a la población cacereña de Garganta la Olla, un municipio de
la comarca de La Vera, muy próximo al monasterio de Yuste, que en la
actualidad cuenta con un millar de habitantes además de unas calles de
gran belleza.
Sierra de los Tormantos
La vida de esta joven pudo desarrollarse en el siglo XVI. Su pelo era
largo y en ocasiones lo llevaba recogido bajo una montera. Todas las
descripciones coinciden en señalar la extraordinaria belleza que reunía
Isabel de Carvajal, el nombre con el que se ha identificado a la
protagonista de nuestra historia.
De familia acomodada, Isabel nunca fue
una niña común. Las gentes garganteñas miraban con extrañeza los gustos
de la muchacha. La joven era una gran aficionada a la caza en el monte y
poseía una habilidad magistral a la hora de hacer uso de la ballesta,
la honda y otras armas. Era ella una mujer valiente, bravía y de gran
fortaleza física que combinaba paradójicamente con un encanto que
seducía y encandilaba a los paisanos de La Vera con una simple mirada.
Isabel de Carvajal, TEATRO
“Isabel hija, ¿por qué no dejas los
montes y la caza para los hombres y te dedicas a labores más mujeriles?
¿No ves que así asustas a los pretendientes?”, decía su padre a la joven Isabel.
Pero ella era idealista y soñadora. No
le preocupaban demasiado los hombres y consideraba que aquel que la
amase debería hacerlo aceptando cómo era y no bajo el yugo de los
tópicos del momento.
Un buen día, arribó a la villa de
Garganta un joven y guapo galán de origen noble, sobrino del obispo de
Plasencia. Su nombre era Lucas de Carvajal. El padre de Isabel advertía a
su hija y le aconsejaba guardar prudencia y abstinencia frente a los
cortejos del guapo muchacho placentino.
Pero la moza garganteña no siguió las
directrices de su padre y pronto cayó enamorada de los encantos de aquel
galán, que con su dulzura, delicadeza y hermosas palabras consiguió
encandilar a la difícil Isabel.
Sin embargo, la desdichada muchacha
pronto sufrió la traición de ese hombre que no tuvo piedad de Isabel.
Preocupado por que el matrimonio pudiera suponer el final de su
prometedora carrera eclesiástica, Lucas abandonó a su prometida, que se
sintió deshonrada y huyó de su pueblo para refugiarse en su verdadero
hogar: el monte.
Isabel juró venganza hacia los hombres tras ser deshonrada. Se lanzó al monte y se convirtió en 'La Serrana' Entre
Piornal y Garganta, a cinco leguas de Plasencia. Allí es donde la
tradición ubica la célebre cueva que alojó durante años a Isabel de
Carvajal, conocida desde entonces como ‘la Serrana de La Vera’. Su fama
crecía por la comarca a ritmo de sangre. La afrenta que sufrió ante
aquel indecoroso caballero despertó en ella un sentimiento de ira y
rechazo hacia los hombres. Y de todos ellos juró vengarse.
Cuando tiene sed de agua, se baja pa’ la ribera
cuando tiene sed de hombre, se sube para la sierra.
Así resume el romance de La Serrana la
actividad cotidiana de esta mujer una vez se trasladó a la sierra, donde
llevaba a cabo sus necesidades gracias a sus grandes cualidades físicas
que le permitían adaptarse al lugar sin más preocupaciones. Sin
embargo, de vez en cuando cometía algún acto de venganza contra los
serranillos que vagaban por los Tormantos. La Serrana los encandilaba
con su gran belleza, los conducía a su cueva y después de satisfacer sus
bajas pasiones con sexo, vino y manjares, terminaba por asesinarlos y
utilizar sus huesos para fabricar utensilios y armas.
Las misteriosas muertes en las montañas
próximas a Garganta y Piornal no cesaban. Fueron muchos los hombres que
no regresaron a sus hogares, víctimas de aquella despiadada moza.
Homenaje Anual en Garganta la Olla
Pero un buen día, las tropelías de la
Serrana fueron delatadas por un hábil pastor. Tras ser conquistado por
la serrana y conducido a su cueva, el inteligente hombre consiguió
escapar, sabedor de lo que podría ocurrirle y evitando así su destino
fatal. Después avisó a las autoridades comarcales y prepararon la
detención de la sanguinaria serrana.
El final de la condenada muchacha varía
de una versión a otra. Algunas dicen que la serrana fue ajusticiada a
garrote en Plasencia, previa detención por parte de las autoridades.
Otras, sin embargo, cuentan cómo la joven prefirió suicidarse antes que
entregarse a las gentes de su pueblo. También hay romances que terminan
con una maldición lanzada por la serrana al pastor, en la que lo amenaza
con convertir a su padre en caballo y a su madre en yegua si desvelaba
la ubicación de su cueva.
Sea
como fuere, la serrana no dejó indiferente a nadie. Siglos después,
aquella joven sigue presente en las calles de los pueblos de La Vera.
También en las tierras de Monfragüe tiene bastante arraigo la leyenda.
la ‘chancalaera’ de Las Hurdes.
En algunos romances, la serrana es
descrita como un híbrido mitad mujer y mitad yegua. Otros han querido
ver en ella una conexión con otras mujeres de la mitología extremeña,
como la ‘chancalaera’ de Las Hurdes.
La popularidad de esta historia llegó de
la mano de grandes dramaturgos españoles del siglo de oro, que
decidieron adaptar la leyenda de la serrana para ser representada. Tal
es el caso de Lope de Vega y de Luis Vélez de Guevara.
La obra de ambos modificó multitud de
aspectos del romance para una mejor adaptación al marco teatral, pero
siempre conservando la esencia de aquella misteriosa mujer de La Vera de
Plasencia.
En la actualidad, el pueblo natal de la
Serrana, Garganta la Olla, rinde anualmente homenaje a su hija más
sanguinaria y conocida a través de representaciones teatrales. De este
modo, los garganteños evocan cada año un célebre episodio de su pasado,
evitando que caiga en el olvido.
Seguro que has oído alguna vez la siguiente expresión: “Tiene la espada de Damocles pendiendo de su cabeza”. ¿Te has preguntado de donde procede? Bien, la verdad es que tiene su origen en un antiguo historiador griego que la utilizó como ejemplo para esas situaciones en que las personas, por la razón que sea, tenemos una situación de peligro inminente acechándonos en algún ámbito de la vida. Ahora bien, la verdad es que hay algo más detrás de esta expresión acuñada por Timeo de Tauromenio entre el siglo IV y III a.C, se trata también de una curiosa leyenda que bien merece la pena recordar. Damocles y sus ansias de poder
Pongámonos en contexto: estamos en Siracusa, siglo IV a.C. Damocles era un cortesano más que vivía en el palacio de Dionisio II, el rey que en aquel momento gobernaba el país. ¿Y a qué se dedicaba este personaje? Damocles hacía lo mismo que el resto de cortesanos, es decir, alagar y agasajar a su monarca con la esperanza de que algún día le elevara de posición dentro de la corte y adquirir así algo más de poder. Hasta que un día, sus alabanzas fueron quizá demasiado descaradas, denotando ya más envidia que sincera admiración.
“Como hombre de poder y autoridad rodeado de magnificencia, es su majestad un hombre verdaderamente afortunado”, le dijo Damocles al monarca. A lo cuál, éste respondió: Dado que esta vida te deslumbra, Damocles… ¿Te gustaría saborearla tú mismo durante un día para así juzgar la realidad de tus palabras?
¿Y qué dijo el bueno de Damocles? ¡Desde luego, no lo dudó ni un segundo!
Y en efecto, al día siguiente cuando Damocles se despertó ocupaba ya la posición del monarca. De un día para otro era otro hombre, un rey orgulloso rodeado de lujos y placeres que veía de pronto cómo todos los cortesanos lo atendían con total normalidad, como si siempre hubiera sido el único y verdadero monarca. Pero algo ocurría…
Algo extraño sucedía, algo que Damocles no sabía muy bien cómo explicar. Tenía una sensación, como si hubiera algo que lo persiguiese. Miró hacia arriba y ahí estaba. ¿Cómo podía ser? ¿Qué era aquello? Era una espada, una espada magnífica y amenazante que pendía sobre su cabeza sosteniéndose solamente por la crin de un caballo. En ese momento, Damocles sufrió un ataque de pánico espantoso, ante el cual, Dionisio reaccionó calmándolo.
Damocles, aterrado, no pudo más que preguntarle a Dionisio la razón por la qué estaba aquella espada tan inmensa sobre su cabeza colgando a su vez de algo tan frágil. El rey le explicó con tranquilidad que aquella espada que podía ver, venía a simbolizar nada más y nada menos que al poder.
Damocles lo deseaba, deseaba el poder porque le otorgaba un gran privilegio y una sensación de superioridad. Pero dicho poder, a su vez, estaba asociado a un riesgo, a un responsabilidad inmensa de la que debía ser consciente. Al menor fallo, al más mínimo traspiés, le explicó el monarca, el castigo podía caer sobre él en forma de aquella pesada y afilada espada…
No lo dudó. A Damocles, se le quitaron de inmediato todas sus aspiraciones por tener el cargo de monarca…
Se conocieron a los 16 años. Se casaron. Tuvieron un bebé. Aparentemente un matrimonio normal. Pero su afición era un poco infrecuente, se dedicaban a “Cazar demonios”. Ellos no empleaban términos como “actividad paranormal”. Usaban términos como “infestación diabólica”, “monstruosidades de la noche”.
Y es que estos dos experimentados investigadores de fenómenos
paranormales atendieron durante más de 50 años de trayectoria más de 4
mil casos relacionados con fantasmas, incidentes de poltergeist, casas
encantadas y posesiones diabólicas.
Lorraine Warren, de actuales
87 años, relató que su acercamiento al mundo paranormal ocurrió en 1933,
cuando tenía 7 años y cursaba su educación en un colegio católico de
niñas. “A esa edad comencé a ver el aura de las personas. Como era muy
pequeña no sabía que eran esas luces. Recuerdo que una vez le dije a una
monja de mi colegio: “Tus luces son más brillantes que las de la madre
superiora”, y ella me contestó: “¿De qué luces estás hablando?”. Así que
me mandó a penitencia a rezar porque pensó que le estaba mintiendo. En
ese momento comprendí que era un don que sólo yo tenía. Este aura que
tiene la gente es como un aviso de S.O.S. No es lo que proyectas, sino
que es lo que eres en realidad. Algunas veces veía esta aura incluso en
algunas mascotas y es algo muy hermoso de describir. Como nadie de mi
familia entendió de qué se trataba este don tuve que guardarme este
secreto por mucho tiempo, hasta que conocí a mi marido Ed”.
Ed
Warren, un hijo de un policía que había nacido en 1926 en Connecticut,
confidenció por su parte que durante su infancia, entre los 5 y los 12
años, ocurrieron una serie de hechos inexplicables. A las 2 o 3 de la
mañana, cuando toda su familia dormía, las puertas de su armario se
abrían inexplicablemente y de él surgían luces flotantes con rostros que
lo miraban. “El rostro más habitual era el de una anciana enojada. Como
la habitación se llenaba de un frío glacial y también se escuchaban
pisadas y susurros, a los pocos minutos estaba durmiendo en la cama de
sus padres, parapetado entre las sábanas. Crecí sin entender qué era
aquello”.
Cuando Ed Warren tenía 16 años y trabajaba como acomodador en el
Teatro colonial en Bridegport, conoció a Lorraine, quien iba todos los
días miércoles al cine acompañada por su madre. “Un día empezamos a
hablar y nos hicimos amigos. Ella tenía la misma edad que yo y una noche
me acerqué a su casa y le pedí una cita. Cuando nos hicimos novios me
decidí a contarle que había visto fantasmas y apariciones cuando era
niño. Pensé que seguramente se iba a reir y me iba a tomar por un loco,
pero ella me contestó que también tenía un secreto. Ella era médium y
clarividente, y no sólo había visto fantasmas igual que yo, sino que
también podía hablar con ellos. En ese momento me pareció que el destino
nos había reunido”.
Después que Ed Warren entró a la Armada, los
dos jóvenes se casaron y, cuando Ed volvió de la Segunda Guerra Mundial,
la pareja ya tenía una hija. Ed, aprovechando su talento con los
pinceles, por esos años se dedicó a pintar cuadros de paisajes y
…mansiones embrujadas. “Éramos un pareja de jóvenes muy curiosa y nos
atraían esos lugares donde supuestamente se reportaban hechos
sobrenaturales, porque a nosotros nos habían pasado cosas parecidas. Por
esa época yo me sentaba frente a esas casas y en mis lienzos trazaba
terroríficos monstruos y fantasmas que surgían de las puertas y
ventanas. Después Lorraine se acercaba al dueño de la casa, que quizás
se estaba preguntando desde hacía horas qué hacían aquellos dos
jovencitos lunáticos allí, y le ofrecía si quería comprar el cuadro.
Lorraine les decía: “Mi marido ha pintado esto. ¡Mire lo que ha visto!”.
Ellos sólo decían: “Ay, Dios Mío”. Lo increíble es que muchos dueños de
esas casas, pese a que estaban horrorizados, nos dejaban entrar a sus
casas para que investigáramos. Vimos cosas tan extrañas que junto a
Lorraine decidimos en 1952 formar la “New England Society for Psychic
Research” (“Sociedad de Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra”), la
primera asociación dedicada a investigar fantasmas y a buscar
demonios”.
Con el tiempo los Warren viajarían alrededor del mundo
siguiendo las pistas de distintos lugares encantados y dando charlas.
Inspeccionaron, de hecho, la Abadía de Whitby, Stonehenge y la Rectoría
de Borley, en Essex, que tiene la reputación de ser la ‘casa más
encantada de Inglaterra’. La pareja no cobraba por sus servicios por los
casos que les encargaban y obtenía ingresos únicamente de la venta de
los cuadros de Ed y de las conferencias que dictaban.
Los casos más escalofriantes
En 1965 el
matrimonio Warren visitó una casa supuestamente embrujada donde rondaba
el espíritu de una niña llamada Cynthia, por lo que Lorraine se puso en
contacto con ella después de entrar en una especie de trance. Ed relató
que “en ese momento descubrimos que ella estaba buscando a su madre.
Nosotros pensamos: “Esto es horrible. Ella está buscando a su madre
constantemente día tras día. ¿Cómo podemos ayudar a esa niña?”. A contar
de ese momento no comenzamos sólo a experimentar con las apariciones,
sino que ahora nos propusimos ayudar a la gente a como diera lugar. Así
que comencé a entrevistar a decenas y decenas de clérigos de todas las
creencias para interiorizarme mejor de estos temas. Así me enteré de la
existencia de los exorcismos. Después de trabajar en conjunto en varios
casos de índole sobrenatural con la Iglesia, llegué a ser el único
demonólogo laico de los 7 demonólogos reconocidos en ese tiempo en
Estados Unidos. Los seis restantes eran todos sacerdotes”.
El 14
de noviembre de 1974 la madre de Ed Warren falleció de cáncer. Lo
curioso es que su certificado de defunción marcaba como hora de su
muerte las tres y cuarto de la madrugada, el mismo día y la misma hora
en que en una casa de un condado de Nueva York, un sujeto identificado
como Ronald DeFeo, supuestamente guíado por una voz demoníaca, asesinó
con un rifle a los seis miembros de su familia, en un caso que sería
conocido como “la casa maldita de Amityville” (Y que también inspiraría
una película en 1979, conocida como “Terror en Amityville”). Los Warren,
sorprendidos por esta extraña coincidencia, fueron uno de los primeros
investigadores psíquicos que pisaron esta casa, reportando allí voces de
dudosa procedencia, olores raros, ruidos y drásticos cambios de
temperatura. Ed, incluso, logró fotografiar al aterrador fantasma de un
niño parado junto a la escalera que llevaba al segundo piso.
Además
de atender el aterrador caso que afectó al matrimonio Perron y sus 5
hijas en su casa de Rhode Island, una familia acosada por el espantoso
fantasma de una bruja del siglo XIX y que inspiró la famosa película “El
Conjuro” (nota que usted puede revisar en este mismo canal), los Warren
atendieron una gran variedad de pesquisas de lo paranormal, incluyendo
avistamientos de fantasmas e investigaciones demonológicas. Ed Warren,
por lo general, era el “hombre de acción”, pero él mismo reconocía que
no podía hacer gran cosa sin su esposa. “Lorraine era esencial en mi
trabajo, porque los médiums y videntes nos permiten saber si hay
espíritus y fantasmas en un lugar determinado. Los espíritus se sienten
atraídos por un médium-clarividente como una polilla se siente atraída a
una llama. A través de los casos que atendimos conseguimos miles de
fotos de fantasmas. Y no estoy hablando de material de tipo ectoplásmico
o vaporoso, si no que de espíritus que aparecían tan claros como tú y
yo. En muchos de estos casos trabajamos con clérigos de todos los
credos, porque la mayoría de las religiones enseña el amor de Dios y el
amor al prójimo”.
Ed Warren destacó, como anécdota, que su mujer y
él consiguieron en 1989 que un tribunal de justicia reconociera que una
mujer y su joven hijo habían sido expulsados de su casa por …
fantasmas. “Ella vivía en Hebrón, Connecticut y el agente de bienes
raíces que les había arrendado la casa los estaba demandando por dos mil
dólares. Ella nos pidió que entráramos en la casa y consiguiéramos
pruebas que demostraran que allí había fantasmas. Fuimos a la corte de
Rockville y ganamos el caso, estableciendo un precedente en los Estados
Unidos, porque presentamos una evidencia muy sólida, con fotografías,
grabaciones y testigos bastante creíbles”. La Dama de Blanco de Easton y el Museo del Horror de los Warren
Además
de filmar fantasmas, ataques de espíritus contra personas y criaturas
extrañas como duendes, Ed Warren recuerda también cuando logró filmar
durante varios segundos, el 1 de septiembre de 1990, a las 2:40 am., a
la denominada “Dama Blanca de Easton”, el fantasma de una mujer que
había sido visto durante más de 50 años en torno al cementerio de la
Unión, ubicado en la Ruta 59 de Easton. “Aparqué mi furgoneta en el
cementerio y esperé en silencio con mi grabadora de vídeo. La única luz
que se veía era una luz de la calle, que estaba a 50 metros de donde yo
estaba sentado. De pronto escuché una mujer llorando y me asomé
lentamente. Vi cientos de luces fantasmas que flotaban alrededor y
formaban la figura de una mujer. Yo no podía distinguir los rasgos
faciales, pero pude ver que tenía el pelo largo y oscuro y que estaba
vestida de blanco. Me emocioné un poco, así que comencé a caminar hacia
ella para filmarla mejor, pero ella desapareció. Olvidé en ese momento
que nunca hay que caminar hacia un fantasma, sino que hay que dejar que
el fantasma venga a ti, porque puedes cambiar el campo molecular y
magnético cuando un fantasma se está materializando”.
Los Warren
durante sus espeluznantes investigaciones recolectaron cientos de
artículos supuestamente poseídos y embrujados, como jueguetes, libros,
esculturas, cuadros y máscaras, que en la actualidad se pueden admirar
en el “Warren Occult Museum” (“Museo de lo Oculto de los Warren”), único
en su especie en el mundo y ubicado en un cobertizo de la propia casa
de los Warren, en Monroe, Connecticut. Ed Warren precisó que “en este
museo oculto hay cosas que son tan peligrosas que con sólo tocarlas la
gente puede contaminarse con el mal, al contrario de lo que ocurre
cuando se toca cualquier artículo en una iglesia. Cuando un sacerdote
bendice una reliquia sagrada, una cruz o una estatua, lo que hace es
proyectar las vibraciones de la santidad en la estructura molecular de
dicho elemento. En nuestro museo todos los artículos que se exhiben aquí
estan cargados de malignidad porque fueron utilizados en brujería,
rituales satánicos, magia negra y maldiciones. Algunos nos criticaron
por exponer estas cosas tan peligrosas a los visitantes, pero ellos no
saben que el mal se nutre precisamente de la ignorancia de la gente, de
las propias creencias de algunas personas ingenuas que cree que el mal y
el diablo no existen”.
Las “travesuras” de Annabelle
En
una de las vitrinas de este increíble Museo del Horror, encerrada en
una urna de cristal, destaca, sin dudas, la famosa y temida muñeca
“Annabelle”, un juguete diabólico que los Warren lograron llevar a duras
penas a su casa después que aterrorizara a tres jóvenes (e intentara
asesinar a uno de ellos) en la década de los 70’. Lorraine Warren
recuerda que “nosotros logramos concluir que un espíritu inhumano
demoníaco era el que empezó a mover a la muñeca para captar la atención
de estos jóvenes y poseer así a cualquiera de ellos. Después que estos
muchachos nos contactaron sometimos a la muñeca a un ritual religioso y
la llevamos a nuestra casa, pero durante el trayecto sentimos una
atmósfera de odio vicioso. El auto en que íbamos empezó a fallar, así
que Ed roció a la muñeca con agua bendita. Inmediatamente los disturbios
del carro cesaron y pudimos llegar a salvo a casa. Pero en los días
siguientes Annabelle comenzó a levitar y a presentarse en algunos
cuartos de la casa, pese a que mi marido la había dejado en su estudio,
sentada en una silla. También Annabelle se hizo “amiga” de un gato negro
que, ocasionalmente, se materializaba al lado de ella.
El padre Jason
Bradford, un exorcista católico que ya había trabajado con Ed en algunos
casos, nos visitó una vez y se manifestó bastante interesado por la
historia de esta muñeca, pero cuando la vio la encontró bastante
inofensiva y, después de dejarla en la silla donde estaba, nos dijo: “No
se preocupen, sólo es una muñeca de trapo y no puede lastimar a nadie”.
Cuando se fue de la casa una hora después, le dije al padre que tuviera
mucha cautela al manejar y que nos llamara de inmediato en cuanto
llegara a su destino. Cuando se fue le dije a Ed: “Percibo tragedia para
esa joven sacerdote, pero él tiene que llegar a su destino”. Unas horas
después sonó el teléfono. Era el padre Bradford. “Lorraine –me dijo-
¿Por qué me dijiste que tuviera cuidado al manejar. Y yo le respondí:
“Porque sentí que el carro iba a salirse fuera de control, y que
estarías involucrado en un terrible accidente”. El padre Jason me dijo
entonces: “Pues tenías razón. El sistema de frenos de mi auto falló
inexplicablemente y casi muero en un accidente de tráfico. Mi auto quedó
en ruinas y yo estoy vivo de milagro. Y creo que esa muñeca fue la gran
responsable del accidente“.
Lorraine Warren en la actualidad
El 23 de agosto del 2006 el
infatigable Ed Warren, después de sufrir un accidente cerebro vascular,
falleció en su hogar de Connecticut. A su lado se encontraba su fiel
esposa Lorraine, la misma que conoció cuando tenía 16 años. Hoy, a los
87 años, la clarividente y demonóloga sigue activa y viviendo en la casa
familiar, junto al museo que lleva su apellido y donde todavía
permanecen los cientos de objetos malignos que su marido y ella
recolectaron durante décadas de pesquisar hechos sobrenaturales y
combatir a entidades maléficas. Entidades tan aterradoras como la temida
muñeca Annabelle.
Un caso de Polstergeist investigado por el Matrimonio Warren.Este es uno de las grabaciones reales de uno de sus casos.
Nadie sabe exactamente cuando comenzó el problema. Si se sabe que esto ocurre desde antes de los 80, y que pasó desapercibido. Desde principios de los 80 extrañas luces han ido apareciendo en este pequeño valle de 12 kilómetros de longitud situado en la parte central de Noruega. Al sur-este de Trondheim y habitado por menos de doscientas personas. Estas luces comenzaron a atraer el interés de los aficionados curiosos y, finalmente, de los estudiosos.
Todo comenzó 20 de diciembre 1981, cuando Nils Kare y Nesvold Holden estaban de viaje cerca de la ciudad de Vongraven. Eran las siete de la tarde cuando los dos vieron una gran estrella en el cielo, era muy brillante, y se movia en línea recta a lo largo de una cadena de montañas.
La estrella se movía, a veces lento y otras aumentaba la velocidad hasta que, en cierto punto, desaparecía . Su historia, se extendió rápidamente por toda la comarca, pero quedaría aislada como una simple historia de "objetos voladores" ovnis. En noviembre de 1982 el fenómeno también ocupó un lugar en la televisión noruega, NRK que, atraídos por el clamor de las historias que circulan en la zona, aparecieron en el lugar armados con cámaras. En ese momento se pudo filmar durante 50 minutos un objeto brillante en el cielo. La publicidad que siguió, dio lugar a la intervención de la Fuerza Aérea de Noruega, que investigó el caso, sin poder confirmar si se estaba ante fenómenos climáticos inusuales como los rayos en bola.
Al realizar más estudios, más detallados y sistemáticos. Los diversos grupos involucrados en el fenómenos que acontecieron en los años 81 y 83, no llegaron a ninguna conclusión, porque sus resultados se basaban principalmente en la observación visual o, como máximo, en videos o fotos. Lo que es evidente, sin embargo, era que los incidentes fueron numerosos. Cientos de actos se registraron durante esos tres años, el 85% de los cuales se describen como luces brillantes en el cielo nocturno, mientras que el restante 15% se refiere a observaciones durante el día.
Después de las primeras observaciones, las luces se clasifican en tres grandes familias:
1. Luces blancas muy intensas o intermitentes azules, que se producen en todas partes en el cielo.
2. Amarillo claro o amarillento, que aparecen muy abajo en el valle, cerca de los tejados de las casas o incluso cerca del suelo. Estas luces podían estar quietas durante más de una hora, o moverse lentamente a lo largo del valle, para en ocasiones, aumentar la velocidad de repente sin explicación aparente. La mayoría de ellas parecían preferir la direccion norte / sur.
3. luces que, guardando una estricta distancia unas de otras. Componían formaciones de dos luces de color amarillo claro o blanco con otra de color rojo. Muchos observadores han denominado a esta formación como el "objeto" porque parecía algo solido, en lugar de luces separadas . Estas luces se observaron en torno a la cima de las montañas, incluso en este caso, la dirección de su movimiento, parecía ser de Norte-Sur.
Las luces se siguen dando actualmente.
Foto delProyecto Hessdalen
El Proyecto Hessdalen
Dado que ningún organismo le prestaba a estas luces la más mínima atención, en 1983 un grupo de 5 miembros iniciaron el “Proyecto Hessdalen”, liderado por el investigador del fenómeno OVNI Dr. Erling Strand, con el objetivo de encontrar una explicación a este fenómeno. En 1998, dentro del marco de este proyecto se instaló una estación automática para observar las luces. La estación incluía varias cámaras ópticas, infrarrojas, magnetómetros, sismógrafo y un contador Geiger entre otros aparatos.
Después de varios años analizando los datos obtenidos, los investigadores no llegaron a ninguna conclusión sobre su causa, proponiendo cada uno de ellos diferentes orígenes. Para uno de los miembros, Odd-Gunnar Roed, “las luces parecían trazar movimientos inteligentes”. El propio Strans afirmaba: Si las luces se deben a un fenómeno natural, es extraño que hayan aparecido de repente en los 80 y que ocurran solo en esta zona.
Un nuevo proyecto llamado EMBLA
En Agosto de 2000, un grupo de científicos italianos del Consejo de Investigación Nacional, del Instituto de Radioastronomía de Bolonia, realizaron un estudio de las emisiones electromagnéticas (visibles y de radio), en el marco de un proyecto llamado EMBLA, liderado por el Dr. Massimo Teodorani. Como resultado de este estudio, Teodorani escribía acerca de las luces:
Foto del proyecto EMBLA
1) Efecto luminoso es debido a plasma térmico
2) Las esferas luminosas no son objetos únicos, sino que están compuestos de múltiples más pequeños vibrando en torno a un punto único.
3) La bola de luz puede expeler partículas luminosas
4) Las bolas de luz cambian de forma continuamente
5) el incremento de luminosidad de las esferas es debido al aumento de la superficie emisora de luz.
En una charla en Hessdlen en 2002, el Dr. Teodorani afirmaba sin rubor, que la forma esférica de los objetos luminosos se debía a la existencia de una gravedad interior al cuerpo que lo cohesionaba. En agosto de ese año, el mismo equipo realizó un nuevo estudio en el que se obtuvieron nuevas fotografías de luces que aparecían en el valle.
Foto del proyecto EMBLA
¿Los faros de un coche?
Sin embargo, el equipo no aportó ninguna información sobre el día ni la hora a las que se tomaron estas nuevas fotos. La unica razón para obviar estos datos es la de obstaculizar la identificación de posibles causas naturales, o la de corroborarla o desmentirla con el testimonio de otras personas. Sin embargo, Matteo Leone, un científico que ha refutado las conclusiones del estudio de Teodorani, comprobó in situ en el valle de Hessdalen que en realidad esas luces provenían de los faros de un coche. Leone le informó a Teodorani de esta identificación, pero Massimo hizo caso omiso, y no lo aclaró.
El análisis de este mismo autor (Matteo Leone) de las evidencias recopiladas por Teodorani, concluyó que todas ellas eran consistentes con la explicación de que se trataba de focos de automóvil, provenientes de una carretera local. La intensidad luminosa también se corresponde con esta explicación.
Posiblemente, no todas las luces que se han visto en esta localidad noruega se deban a los focos de automóvil. El valle también se encuentra debajo de una ruta aérea y algún avistamiento es posible que se deba al paso de aviones con los focos de aterrizaje encendidos. Los aviones comerciales llevan entre 2 y 4 focos para las luces de aterrizaje, dependiendo del modelo. Estas luces son de gran potencia y se usan exclusivamente en el despegue y aterrizaje para evitar colisiones. Durante el vuelo normalmente no se encienden, salvo que dos aeronaves vayan a cruzarse en la misma ruta aérea, en cuyo caso se encienden de forma intermitente. Dado que están enfocadas hacia el frente, estas son solo visibles desde el suelo, desde una posición elevada y si se mira en dirección contraria al sentido de circulación del avión. Todo ello encaja con los avistamientos de Hessdalen, sobre todo en lo que respecta a las luces que aparecen por encima de la línea del horizonte. Pero todo esto no dejan de ser teorías y conjeturas. A día de hoy,nadie ha aclarado, con seguridad, que son las luces de Hessdalen.
En el año 1973, la prestigiosa revista Science publicaba un estudio que ponía en tela de juicio la validez del diagnóstico psiquiátrico. Se trataba del artículo “Estar cuerdo en lugares dementes”, que recogía el experimento que el psicólogo David Rosenham había realizado entre 1968 y 1972 en una docena de centros psiquiátricos de cinco estados de Estados Unidos.
Primera fase: los infiltrados
En la primera etapa del ensayo, una docena de personas totalmente cuerdas y sin antecedentes de enfermedad mental fingieron padecer alucinaciones acústicas, es decir, aseguraban que escuchaban voces inexistentes, para ingresar en psiquiátricos de todo el país y de todas las clases (viejos, modernos, rurales, urbanos, públicos, privados…).
Sobra decir que los hospitales desconocían que estaban siendo objeto de estudio y que los voluntarios en el experimento alteraron sus nombres y, en algunos casos, sus profesiones, manteniendo el resto de su vida fiel a la realidad.
Locura o cordura
Todos fueron diagnosticados como dementes, a pesar de no estarlo, y obtuvieron sus respectivas plazas en los centros. A continuación, los pseudo-locos dejaron de simular esas alucinaciones y empezaron a comportarse con normalidad, indicándoselo al personal psiquiátrico.
Nadie les creyó. Bueno, para ser más exactos, numerosos enfermos mentales de los centros sí que percibieron la cordura de los impostores y comentaban que los pacientes falsos estaban infiltrados y que eran periodistas o investigadores, ya que los voluntarios de Rosenhan iban con una libreta y apuntaban notas en ella durante su internamiento. Esta práctica, sin embargo, era considerada patológica para los enfermeros y cuidadores. Curioso, ¿no?
Es más, en ningún caso los voluntarios del experimento recibieron el alta y, de hecho, para salir de los hospitales tuvieron que firmar un reconocimiento de su enfermedad mental y comprometerse a medicarse con antipsicóticos. Algunos de los participantes estuvieron dos meses recluidos, a pesar de su “mejora”, aunque la media fue de unas tres semanas.
“Les dije a mis amigos, a mi familia: ‘Saldré de allí cuando tenga que salir, eso es todo. Estaré allí un par de días y luego saldré’. ¡Nadie tenía ni idea de que pasaría dos meses allí! El único modo de salir era aceptar que tenían razón. ‘Dicen que estoy loco, pues lo estoy, pero estoy mejorando’. Era una afirmación de la imagen que ellos tenían de mí”, comentó el propio Rosenhan sobre su proyecto. Segunda fase: la prueba, a prueba.
Rosenham
Pero el escarmiento no quedó ahí. Un hospital universitario del país, incrédulo ante la mala praxis de sus compañeros, pidió a Rosenham que enviara pacientes sanos de incógnito para descubrirlos. Hospitales psiquiátricos
Cuál fue la sorpresa cuando la dirección de este centro aseguró que había detectado a 41 pseudopacientes, 19 de ellos con la sospecha de al menos dos trabajadores, entre las casi 200 personas que atendió el centro en los tres meses siguientes.
El chasco es que Rosenham no había mandado a nadie al hospital. ¡Ups! ¿La sugestión no les permitió hacer bien su trabajo? Eso parece. Locos que no lo están y cuerdos que no existen.
Las consecuencias
Este comportamiento, para Rosenham, puso de manifiesto que la enfermedad mental no se concibe en la psiquiatría como una enfermedad curable, sino un estigma que persigue a los pacientes durante el resto de su vida.
El psicólogo también criticó el trato deshumanizado ofrecido a los pacientes, con unos pocos minutos de atención diaria, y la falta de escepticismo mostrada por el personal.
Obviamente, sus conclusiones fueron como una bomba en el mundo de la Psiquiatría y, superada la polémica, el experimento Rosenham permitió el cambio de los manuales de diagnóstico psiquiátrico y la relación médico-paciente, impulsando el movimiento de la llamada antipsiquiatría y la desinstitucionalización del tratamiento de los enfermos mentales.
Virginia Oldoni, Condesa de Castiglione, nacida en Florencia en 1837 y fallecida en 1899, fue considerada la mujer más bella del mundo tanto por su espectacular físico, como por su extravagante y elegante forma de vestir. Casada a los 17 años, a los 19 pasó a ser la amante de Napoleón III y consiguió que el emperador apoyase la causa de la reunificación italiana. Esta relación le otorgó una situación de poder, pero también un aura de escándalo que la condujo al divorcio y a vivir una vida llena de amantes, lujos e intrigas. Se la apodó también como “La Perla de Italia” o “La mujer del sexo de oro imperial”.
Alfonso XII
Los juegos del amor y los celos
Según cuenta la leyenda, cuando contaba cerca de 40 años tuvo como amante un jovencísimo Alfonso XII, entonces sólo Alfonso de Borbón (1857-1885), pretendiente al trono español. Cuando en 1874 es proclamado rey, entonces con tan sólo 17 años, ya estaba en relaciones con su prima-hermana María de las Mercedes de Orleáns (1860-1878).
María de las Mercedes
Siguiendo la costumbre de la época, Alfonso había elegido una prometida con la que casarse entre las lista de jóvenes aristócratas y princesas de su ámbito relacional, al tiempo que mantenía varias amantes. Aunque la joven María de las Mercedes no era la candidata ideal para su madre, la reina Isabel II, los jóvenes terminaron casándose el 23 de enero de 1878 en la basílica de Atocha. Al enterarse la condesa de Castiglione y ver finalizada la historia de amor y pasión que tenía con Alfonso, decidió vengarse enviándoles un envenenado regalo de boda: un misterioso y bello ópalo que mandó maldecir y engastar en un anillo de oro.
El anillo maldito de Alfonso XII
Los jóvenes recibieron el regalo de la Condesa de muy buen grado, especialmente Mercedes quien conminó a su esposo a aceptar el regalo y pronto comenzó a lucirlo en su mano. Una maldición caía sobre el matrimonio, dos jóvenes ya de por sí supersticiosos y con una historia de premoniciones y profecías detrás. A ella, a María de las Mercedes, le había leído la mano una gitana en Sevilla anunciándole que se casaría con un rey, para después salir huyendo al quedar asustada por el resto de presagios que veía en el futuro de la muchacha.
Virginia Oldoni
La historia está recogida en sus biografías y, de ser cierta, no se puede negar que causaría un fuerte impacto en la sensibilidad de una adolescente que ya había perdido a varios de sus hermanos y había padecido enfermedades como las viruelas o el sarampión, de gran mortandad en aquella época. De su carácter romántico deja constancia la anécdota de cómo ella misma le había predicho a Alfonso que algún día él sería rey y entraría en Madrid en un caballo blanco.
4 damas y un anillo: la muerte ronda al Rey
Sea como fuere, la pobre Mercedes falleció al poco de casarse, el 26 de junio de 1878. Según unas versiones la jóven reina había fallecido de un tifus, mientras otras versiones señalan que fue como consecuencia de un legrado que se le había realizado mal tras sufrir un aborto. La suya fue la primera de un rosario de muertes repentinas que la leyenda atribuye a la maldición del anillo.
Virginia Oldoni
Tras María de las Mercedes, y tan sólo pasados dos meses, falleció la abuela de ambos, María Cristina de Borbón Dos Sicilias, a quién Alfonso había cedido el anillo de la difunta. Será entonces la cuñada de Alfonso, hermana de Mercedes, la princesa María Cristina Francisca de Orleans, quien herede el anillo. Su suerte también será fatal y fallecerá el 28 de abril de 1879 por tuberculosis.
La mala suerte rondaba por lo pasillos de palacio y no habría de ser la última de las muertes. La Infanta María del Pilar, hermana pequeña del rey, le pide entonces el anillo y poco después, el 5 de agosto de 1879, también fallece mientras tomaba las aguas en el Balneario de Escoriaza, Gipuzkoa. La historia oficial señala que la causa de su fallecimiento fue una menigitis tuberculosa.
La muerte del Rey Alfonso XII y el fin de la maldición
Alfonso XII y Cristina
El rey, receloso de aquel maldito anillo, decide entonces quedárselo y lucirlo él, aunque otras versiones cuentan que lo guardó en su joyero con sus gemelos y pasadores. Unos los más tarde, en 1885, Alfonso XII moriría de tuberculosis, dejando a viuda a su segunda esposa, María Cristina de Austria-Lorena, y tres hijos huérfanos, dos infantas y el futuro Alfonso XIII, aún en el seno de su madre.
El peso de estas cinco muertes llevó a María Cristina a llevar a bendecir el anillo y reformarlo como colgante para la Virgen de Nuestra Señora de la Almudena. El mismo Alfonso XII antes de morir le había referido la mala suerte que traía aquella joya y le había advertido que nadie se atreviera a usarlo.
La leyenda también cuenta que este ópalo ya lo había lucido con anterioridad la propia Condesa de Castiglione. La bella condesa había acudido al palacio de Napaleón III vestida con un lujoso vestido semitransparente ocultando sus partes con un corazón enjoyado con este extraordinario ópalo. La emperatriz, la española Eugenia de Montijo, al ver a la amante de su esposo engalanada de esa manera habría dicho de ella: ¡Que bella joya, pero que bajo tiene el corazón!
Esta es la leyenda del anillo maldito de Alfonso XII. En la época se dio crédito a la maldición y la superstición convirtió a esta joya en un objeto maldito y odiado. La historia oficial nos lleva por otros derroteros. Las enfermedades infecciosas provocaron una gran mortandad entre todas las clases sociales y las sucesivas muertes acaecidas en el entorno de Alfonso XII, incluída la suya, obedecieron a la facilidad del contagio y a las pocas y malas condiciones higiénicas propias de la época. La perviviencia de una mentalidad supersticiosa, los celos y la pasión hicieron el resto.
La Serrana de la Vera