lunes, 20 de julio de 2015

Los demonios de Loudun

Loudun es una pequeña ciudad de 9.000 habitantes aproximadamente, del departamento de Vienne, región de Poitou-Charentes, en el centro de Francia. Se hizo célebre por el proceso entablado y respaldado por el Cardenal Richalieu contra el sacerdote católico Urbano Grandier en 1634, a quien se acusó de haber hechizado a las monjas ursulinas de la ciudad.

El caso se conoce por el nombre de “Los demonios de Loudun”, y sobre el mismo mucho se ha divagado, por ejemplo Aldoux Huxley publicó en 1952 un ensayo que lleva ese nombre, el francés Michel de Certeau publicó en 1970 su obra “La possession de Loudun”, y con anterioridad, Alejandro Dumas y Alfred de Vigny también se habían referido a él. En el cine, Kercy Kawalerowicz hizo una película sobre el tema, “ Madre Juana de los Angeles” (1962), aunque se basaba más en lo que ocurrió después de estos acontecimientos, pero sobre todo nos encontramos con “The Devils” , de Kenn Russel , película cuyo contenido fue calificado como X. Y para concluir sobre este punto señalar que en 1969 , Krzysztof Penderecki creó una ópera basándose en el libro de Huxley, que llevó el mismo nombre.

¿Qué sucedió realmente en Loudun?

El convento de monjas ursulinas de Loudun había sido fundado en 1626. Desde el año siguiente, su superiora fue la madre Juana de los Angeles, (Jeanne de Belciel), nacida en 1602 de una familia de la baja nobleza. En 1634, cuando comenzaron los exorcismos, vivían en el convento diecisiete monjas, incluida la superiora. En el otoño de 1632, las monjas comenzaron a relatar fenómenos extraños en el convento. Se corrió el rumor de que una figura recorría los pasillos del convento por la noche, y poco después algunas monjas comenzaron a padecer convulsiones y a hablar con extrañas voces.

José Antonio Fortea recoge, en el libro Summa Daemónica, el testimonio del pastor protestante Nicolás Aubin

..... las monjas golpeaban con sus cabezas sus propios pechos y espaldas, como si tuvieran los cuellos rotos y con inconcebible rapidez .Retorcían sus brazos en las articulaciones del hombro, del codo o de la muñeca, dándoles vueltas tres o cuatro veces. Se tumbaban sobre sus vientres mientras se agarraban con las manos a las plantas de los pies . Permanecían con los ojos abiertos y sin parpadear. Proferían gritos aterradores que nunca antes se habían oído. Hacían uso de expresiones tan indecentes que hubieran avergonzado al más depravado de los hombres, mientras se exponían a sí mismas invitándose a conducta lujuriosa”.

Relación de las monjas posesas y de los demonios que vivían en ellas:


  • J´eanne des Anges (Superiora) . Leviatán vivía en el centro de su frente, Beherit en el estómago, Balaam en la segunda costilla del lado derecho e Isacaaron debajo de la última costilla del izquierdo.
  • Louise de Jesús . Eazaz bajo el corazón y Caron en medio de la frente.
  • Agnes de la Morte. Asmodeo debajo del corazón y Beherit en el estómago.
  • Claire de Sazilly. Zebulón en la frente, Neftalï en el brazo derecho, San Fin debajo de la segunda costilla de la parte derecha, Elymi a un lado del estómago, Enemigo de la Virgen en la garganta, Verrine en la sien izquierda y Concupisciencia en las costillas de la parte izquierda.Seraphica . Baruch en su estómago.
  • Anne d´Escobleau. El demonio Elymi vivía en su estómago.
  • Isabeau Blanchard. Tizne de impureza en la nalga izquierda
  • Francoise Filatreau. Ginnilion en la parte frontal del cerebro, Jabel se paseaba por dentro de ella , Buffetisson en el estómago y Rabo de can en el estómago. 

Urbán Grandier
Los exorcismos se practicaron en la iglesia de la ciudad con libertad de asistencia de público, que quedaban aterrorizados ante las contorsiones y voces extrañas de las monjas. En el transcurso de los mismos (mayo de 1634), a través de la voz de Juana de los Angeles, supuestamente se manifestó el demonio Leviatán quien indicó el lugar donde se encontraría un pacto con los demonios firmado por el capellán del convento, Urbán Grandier.

En un exorcismo anterior, a través de la monja Agnes, el demonio Asmodeo había señalado que ese documento se había firmado con la sangre de Urbán. Como quiera que se descubrió una cicatriz en la mano de Grandier, la acumulación de pruebas contra él fue determinante para que fuera condenado a morir en la hoguera.

El 18 de agosto de 1634 se dictó sentencia contra Grandier, que incluía los dos grados de tormento y ser quemado vivo. Según un manuscrito de la época, el padre Tranquille y otros capuchinos participaron en la tortura y le machacaron las piernas. Era tal la furia que les producía la fortaleza del sacerdote, que demostraron que era hechicero con el argumento de que cada vez que rezaba a Dios, en realidad invocaba al Diablo, su verdadero dios.
Supuesto pacto que firmo Urbán Grandier

Habían prometido al padre Grandier que le permitirían hacer una declaración cuando se encontrase a punto de morir y que le estrangularían antes de llevarlo a la hoguera. Sin embargo, los frailes que le acompañaron al patíbulo le impidieron hablar arrojándole grandes cantidades de agua bendita. Además colocaron de tal forma la soga que no se podía tensar, por lo que no le estrangularon antes de quemarle. El padre Lactance, franciscano, encendió la pira y contempló encantado los sufrimientos de Grandier mientras se quemaba. Antes de morir Grandier le gritó a Lactance: "Hay un Dios en el cielo que nos va a juzgar a ti y a mí. Te ordeno que comparezcas ante él todavía en este mes".

La maldición se transformó en realidad y sus verdugos tampoco quedaron libres de sufrimientos: el padre Lactance murió demente al cabo de un mes, posiblemente tras la mordedura de un perro rabioso. Sus últimas palabras fueron: “Grandier, yo no fui responsable de tu muerte”. El padre Tranquille también murió demente, al cabo de cinco años, el doctor Mannouri, interrogador de brujos, acabó tan obsesionado con sus propias falsedades que murió en medio de terribles delirios, y el padre Barré fue desterrado de Francia en 1640 por connivencia con los falsos endemoniados de Chinon.

Lo más curiosos es que aunque después de la muerte del padre Grandier deberían haber cesado las manifestaciones de posesión diabólica de las monjas, éstas continuaron mostrando los mismos síntomas, hasta bien entrado 1638. En concreto, el episcopado encargo a un padre confesor, llamado Surín, que continuara con la práctica de exorcismos en el convento, resultando que él también acabó implicándose en orgías de las cuales escribió:

"Mi lengua probaba a Dios como cuando bebo el vino Muscado o como albaricoques". (Os podeis imaginar dónde buscaba a Dios con la lengua)

Finalmente el padre Surín fue sustituido por otro sacerdote exorcista llamado Ressés, quién, resistiendo a toda tentación, consigue liberar el convento de los demonios. Como prueba del exorcismo triunfador, tomó la interrupción del embarazo de la misma superior Juana de los Ángeles, pretendiendo que la había hecho abortar liberándola del demonio con agua bendita.