martes, 17 de diciembre de 2013

Un comerciante musulmán que había hecho varios viajes de Gondar a Massowa, estaba pasando por Hamazen cuando su fiel compañero, Berke, enfermó y murió... corria el año 935 y este buen hombre decidió hacer lo correcto con su leal sirviente y lo enterró... hasta aquí nada nuevo...

-"Pobre Berke, ha hecho nueve viajes conmigo y estoy decidido a que no se lo coman las hienas, así que mis hermanos me ayudarán a hacer un hoyo para él..."

Sus hombres cavaron un pozo y descubrieron, casi por accidente, una fuente de agua, allí comenzaría el viaje al más allá... Una tormenta les sorprendió y dijeron aquello de "pa que las prisas" marchando aceleradamente del lugar dejando a su compañero "con el culo al aire"...
Algún tiempo después, unos pastores observaron aquel montón de piedras del cual asomaba un trasero un tanto desmejorado y del que asomaba un reguero de agua que les llamó la atención. Lo pusieron en conocimiento de sus respectivos pueblos y sacerdotes (cristianos) los cuales se trasladaron al lugar para opinar sobre aquel hallazgo...

Por unanimidad se llegó a la conclusión más lógica "sic"... "un ángel había muerto en el Cielo y trás su caida había ido a parar allí..." En consecuencia, se levantó un muro, se custodió el santo lugar y cojos, ciegos y desafortunados comenzaron a llegar en masa...

    Unos seis años después de la muerte del pobre Berke, el viejo comerciante volvió a pasar por aquel camino y se dispuso a visitar la tumba del que fuera su sirviente y amigo. Ante su sorpresa, encontró una Iglesia y un gran número de sacerdotes y personas congregadas allí... "En el nombre de Dios, ¿que ha ocurrido para qué se construya una Iglesia en un lugar tan salvaje?" Uno de los sacerdotes le respondió que era la tumba de un Santo que había sido enviado a la tierra para hacer brotar agua de ella y ya de paso, curar enfermedades...

El anciano respondió que no, que era su amigo y que de santo tenía bien poco, aunque majete era un rato. ¿Resultado? fue condenado por blasfemia, insultado y apaleado... y es que, queridos amigos, ante la superstición y las creencias del ser humano hay ocasiones en las que poco se puede hacer...